Claves para evitar el divorcio tras vacaciones. Los expertos ofrecen una serie de recomendaciones para romper las estadísticas sobre el alto número de divorcios tras el verano. Divorcios en temporada vacacional.
Claves para evitar el divorcio tras vacaciones
Los últimos datos del CGPJ muestran que durante el cuarto trimestre del año se produce un aumento muy importante en el número de divorcios. Se trata de un dato llamativo si se observa que es un comportamiento que se repite cada año. «La explicación es relativamente sencilla.
Las rupturas se producen justo después del final de las vacaciones, lo que hace pensar que el mayor tiempo de convivencia es lo que lleva a aumentar el número de divorcios. Las vacaciones son, por tanto, el momento en el que más pesan los problemas latentes en el matrimonio».
Según Esteban Cañamanes, psicólogo clínico y sexólogo, es muy frecuente que las parejas con problemas piensen que con la llegada de las vacaciones van a tener más tiempo para comunicarse y mantener relaciones sexuales. «Se fijan en este sentido unas expectativas muy altas y, cuando no se cumplen, la situación se vuelve más frustrante y empeora».
Planes no impuestos y diálogo
En su opinión, el verano puede aprovecharse para cambiar los datos de las estadísticas de separaciones y divorcios, «pero, para ello, hay que poner voluntad». En primer lugar propone que las vacaciones no sean planes impuestos para ninguno de los dos miembros. «Es importante que se llegue a un consenso y que las dos partes se sientan cómodas en el lugar elegido para favorecer un ambiente relajado y de diálogo», asegura.
Para que este diálogo sea constructivo, y no destructivo como ocurre en muchos casos, es esencial saber hablar. «No se debe herir al otro con las palabras, se debe sugerir en vez de imponer y exigir; no se debe dar por sentado el pensamiento de la otra persona; hay que escuchar, buscar soluciones constructivas para las dos partes y hablar de sentimientos y respetarlos».
Dialogo necesario
Esta experta asegura que soluciona hasta el 95% de los casos de parejas que no mantienen una buena relación pero aún así quieren mejorarla. Para ello les pone deberes. El primero de ellos es que aprendan a seducirse y reconquistarse de nuevo. «El amor en su primera instancia es un intercambio de comportamientos gratificantes en un intento de gustar y hacer feliz al otro. Lo que no se puede estar es midiendo y sacando defectos al otro en todo aquello que hace», asegura.
La experiencia de Esteban Cañamanes le lleva a la conclusión de que la verdadera causa de que las parejas no hablen entre ellas no es solo la falta de tiempo. «El verdadero problema es que cada uno asume unas funciones –llevar las finanzas de casa, la limpieza, los hijos, el trabajo, etc.– y se mete tanto en ellas que o solo hablan de ello, o no hablan por cansancio. Por eso es esencial que se fijen metas juntos para que se sientan unidos: la recuperación de amigos, hacer deporte, viajes…, permitirán que vuelvan a sentirse los dos en el mismo barco».
También resulta muy motivador fijar un día de las vacaciones para hablar de cómo ha evolucionado la relación, que es lo que más me gusta y lo que menos de la otra persona… «Más que tapar las diferencias, se trata de airearlas y poder tratar temas pendientes porque cuando uno habla en caliente el resultado puede ser nefasto.
Mejor hacerlo desde la lejanía y la calma de una hamaca». Al margen de fijar ese día, Serrat también recomienda a las parejas con hijos que se tomen un día libre a solas a la semana para salir a cenar o pasear; un fin de semana al trimestre y una semana al año para poder centrarse juntos más en la relación. «El dinero no es excusa, siempre hay fórmulas para lograrlo, algunas sin coste alguno».
Saber utilizar el tiempo
En función de la actividad laboral de cada uno es bueno que dediquen su descanso a hacer todo lo contrario. «Es decir, si uno desarrolla una actividad profesional intelectual, lo mejor es que en vacaciones realice ejercicio físico, y viceversa. Deben ser actividades gratificantes y distintas que abran nuevas inquietudes y una vía de comunicación muy positiva», explica este experto.
Tenemos mucha facilidad para comunicarnos a través del móvil, las redes sociales…, pero no dedicamos tiempo para hablar con nuestra pareja. Vivimos acelerados y cuando nos paran –por vacaciones– no sabemos utilizar nuestro tiempo y se nos ha olvidado como se comparte.
Exigimos políticas que nos ayuden a conciliar porque trabajamos mucho y estamos poco con nuestros hijos, pero no nos damos cuenta de que las vacaciones son una magnífica oportunidad para conciliar. No las desperdiciemos».
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