¿Qué pasa con vivienda tras divorcio sin hijos?

¿Qué pasa con vivienda tras divorcio sin hijos? En la actualidad, con los numerosos divorcios  y separaciones que se realizan a lo largo del año, la cuestión de qué hacer con la vivienda conyugal es un obstáculo al que muchas parejas se enfrentan cuando quieren dar por finalizada su relación.

¿Qué pasa con vivienda tras divorcio sin hijos? Vivienda después del divorcio o separación

En los casos de divorcio de mutuo acuerdo o divorcio express, los cónyuges pactan en el convenio regulador qué harán con la casa o quién de los dos se quedará con ella.

Si la pareja vive de alquiler, la solución es bastante fácil: rescindir el contrato con el casero y buscar otra vivienda cada uno por su lado. También se puede llegar al acuerdo en el que uno de los dos quiera seguir con ese mismo alquiler.

Sin embargo, en los casos en que la vivienda es de propiedad, la cosa se complica. Dependiendo del régimen económico matrimonial, bienes gananciales o separación de bienes, hay distintas soluciones.

Si se realizó el régimen de separación de bienes, encontrándose en la misma situación ambos miembros de la pareja, el cónyuge que comprara la vivienda, tras la ruptura seguirá siendo el dueño legal de ese inmueble.

Por el contrario, en el régimen económico de gananciales, ambos son propietarios al 50% de la casa, por lo que hay que buscar una solución que agrade a los dos.

Entre las diferentes opciones para liquidar los bienes gananciales entre los que se encuentra la vivienda son:

Vender la casa

Si la casa está pagada y no tiene ninguna hipoteca, la mejor opción es venderla y repartirse el dinero. Sin embargo,el problema surge cuando hay una hipoteca de por medio y el dinero obtenido por la venta del inmueble no es suficiente para cancelar la deuda con el banco.

Ante esta situación, bastante frecuente en la actualidad, una de las opciones de la pareja es intentar negociar con el banco una dación en pago. Es decir, entregar a la entidad las llaves de la casa a cambio de cancelar la hipoteca. Pero esto ocurre en escasas ocasiones.

Que una de las partes se quede con la casa

Otra opción es que uno de los cónyuges compre al otro su parte de la vivienda. Si no hay hipoteca, deberá abonar el importe correspondiente al otro cónyuge.

Pero si existe hipoteca y se decide que uno de los cónyuges se quede con el inmueble, hay que comprobar el valor de mercado de la vivienda y restar la cuantía que quede por abonar de la hipoteca. La cuantía que resulte es la del verdadero valor del inmueble, y el miembro que decida quedarse con la casa, por un lado, asume lo que queda de hipoteca, y por otro, tiene que darle al otro cónyuge la cuantía correspondiente. En estos casos, se tiene que contar con la aprobación previa de la entidad financiera, que permita, al cónyuge que se quede con la vivienda, asumir el pago del préstamo hipotecario.

Compartir la vivienda

A pesar de la ruptura, y especialmente en estos años de crisis, muchas parejas han decidido compartir la vivienda hasta que mejore la situación y se pueda optar por alguna de las opciones anteriores.

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